Por SERGIO P. PASTOR
Hace tres años Kawasaki unificaba casi toda su gama en dos grandes familias. La familia Ninja y la familia Z. Como resultado de esta unión se presentó la Z650. Ahora, año 2020, llega su sucesora cargada de novedades.
La Kawasaki Z650 es ese concepto de moto a la que llaman friendly (amigable). Es decir, un modelo que está adaptado a todo tipo de usuarios. Pero el público ideal para esta bicilíndrica de 68 CV es el de pilotos de complexión más bien mediana o pequeña y, sobre todo, para los usuarios del carnet A2 o A que empiezan su camino en el mundo de las dos ruedas.
Se llega muy bien al suelo (790 mm de altura de asiento), da mucha seguridad en parado y una gran agilidad en movimiento por su poco peso. Durante la presentación tuvimos que hacer varias pasadas en carreteras reviradas, con curvas enlazadas y cambios se sentidos cerrados. Sin ser un piloto experimentado, la moto lo pone muy fácil y, sobre todo, muy divertido. Se puede disfrutar mucho con esta moto en las habituales carreteras de curvas, ya que se puede acelerar a fondo con la tranquilidad de no llevarnos ninguna derrapada. En este tipo de ruta me dio un consumo de 4,5l/100km.
La novedad más importante de esta Kawasaki Z650 es su panel de instrumentos TFT 4,3”, con nuevas funciones; pero la más señalada sería su conectividad Bluetooth con tu smarthphone y, por supuesto, con la app Kawasaki Rideology. La pantalla se ve claramente de día y de noche. El color de fondo es seleccionable (blanco o negro) haciendo una pulsación larga del botón derecho y el brillo se ajusta solo mediante un sensor. Velocímetro digital, tacómetro digital, indicador de marcha engranada, indicador de cambio de marcha… además de las típicas. Podemos ajustar el indicador de cambio a diferentes revoluciones (¡y eso mola mucho!). Se siente muy racing. Al conectar el smarthphone veremos notificaciones de llamada y mensajes entrantes, y si conectamos con la app Rideology podemos guardar rutas, obtener información sobre esta o personalizar el panel de instrumentos.
El nuevo diseño ha sido un gran acierto a mi parecer. Más afilada, más presencia Sugomi. Se asemeja más a su hermana la Z900 y ambas heredan la estética de la H2. Los faros delanteros y traseros son de LED y hay tres colores disponibles. Blanca, verde y negra, y podemos adquirir diferentes accesorios para ellas. Por cierto, muy interesantes, como el asiento alto o la pantalla larga.
Más confortable todavía
En cuanto al confort, la modificación del asiento es muy notoria. Solo puedo hablar del asiento del piloto, pero al tacto, el del acompañante se siente notablemente más blandito que el anterior modelo, o incluso que el de su hermana la Z900. Las bieletas la dan mucho contacto al suelo, lee muy bien los pequeños baches, y se nota que la moto va asentada, la suspensión cumple perfectamente su cometido. Y también hay que destacar que los neumáticos Dunlop (y el embrague antirrebote que monta de serie), añadieron la confianza necesaria para poder disfrutar de la conducción en las zonas donde exprimimos más los recursos de la moto.
La conclusión sin duda sería: Menos es más… Tenemos una moto fácil, divertida, a buen precio y sobretodo lógica para hacer un uso día a día sin sacrificar divertirnos mucho en carreteras lentas reviradas o nacionales más rápidas.
SERGIO P. PASTOR