POR KEKO OCHOA
Habéis leído bien, eso es lo que he querido decir: de camino en el paraíso. Y es que la presentación mundial de esta nueva Versys 1000 ha tenido lugar en las Islas Canarias, concretamente en Lanzarote y Fuerteventura. Un auténtico paraíso de carreteras reviradas con buen asfalto y paisajes brutales que no dejan de sorprenderte. Curiosamente me encuentro dentro del target objetivo de público al que va dirigida la Versys, comprendido entre los 40 y los 60 años de edad, aunque tengo que decir que sorprendería positivamente a más de un jovenzuelo amante de las deportivas debido a su facilidad de conducción y al elevado ritmo al que se puede rodar sin tener que sacrificar un ápice de comodidad y confort.

Gran parte del éxito de las maxi-trail radica precisamente en esa versatilidad de la que son capaces de ofrecer, tan aptas para un gran viaje por autonomía, comodidad y capacidad de carga, como para salir a rodar a ritmo por tus carreteras favoritas. En el caso que nos ocupa no se trataba de un gran viaje, pero el circuito trazado por la organización a caballo entre las dos islas, aunaba carreteras de todo tipo en cuanto a trazado y condiciones del asfalto, con algunos tramos bastante rotos y bacheados en los que poner a prueba la Versys.


La primera parte del recorrido era una preciosa cinta de asfalto que se abre camino sobre la lava volcánica y que va bordeando la costa. Pilotar la Versys por esta carretera es toda una experiencia, el asfalto tiene muy buen agarre y tu muñeca derecha tiende a abrir el gas sin miramientos para enlazar una curva tras otra, hasta que llegas a uno de los muchos rasantes que existen y frenas ligeramente hasta ver la salida de la curva. La Versys no hace ningún extraño, no se hunde en exceso ni se descompone cuando aceleras, eso sí, tienes que andarte con ojo si aceleras fuerte saliendo de un rasante pues la moto levantará la rueda delantera pese a que lleves conectado el anti-wheelie, ya que la electrónica entiende que lo que quieres es precisamente eso. Dejamos la costa para adentrarnos en el interior de la isla y rodar por una carretera rota y bacheada. Aquí se nota claramente el trabajo de la suspensión electrónica, los baches más suaves pasan casi desapercibidos al ser filtrados por la suspensión y los más severos son absorbidos con gran eficiencia, pero lo más sorprendente es que puedes seguir rodando a buen ritmo con total confianza apreciando claramente la entrada del control de tracción que no deja de iluminarse en el panel de control.

Ha llegado el momento de dirigirnos al puerto para embarcar en el Ferry que nos llevará hasta Fuerteventura, una hora más tarde nos encontramos rodando entre el mar y las dunas de Corralejo, de buena gana nos hubiéramos parado a tomar unas cervezas frente al mar, pero el trabajo es el trabajo y todavía tenemos unos cuantos kilómetros por delante. Tras dejar Corralejo, la carretera asciende por una montaña para regalarnos un buen tramo de curvas con muy buen asfalto para posteriormente iniciar el descenso por una carretera más estrecha y con peor calidad de asfalto. Mis opciones son modo Sport en la subida, con las suspensiones más firmes para poder abrir a fondo y frenar fuerte, y modo Road en la bajada donde ablandan un pelo las suspensiones y filtran mejor los pequeños baches. Jugar con el cambio contando con la ayuda del quick-shifter es una gozada, ya que no necesitas cortar gas ni tocar el embrague en ningún momento, ni para reducir. Muchos me preguntáis si de verdad merece la pena y ya os digo que sí. Yo lo llevo en mi moto y como decía no sé qué anuncio de detergente… ¡ya no sé vivir sin él!


Prácticamente he realizado todo el itinerario con la pantalla en la posición más baja y la protección aerodinámica es realmente buena hasta el punto de poder circular con el casco modular abierto sin que te moleste el viento. También he probado a llevarla arriba y la verdad es que se queda justo en medio de mi campo de visión, supongo que los usuarios más altos no tendrán ese problema, pero para mis 1,70 lo mejor es dejarla abajo. Llegamos al hotel y es hora de reflexionar, antes de hacerlo hecho un vistazo al TomTom 550 para ver los datos del recorrido que hemos hecho y que de no haberlo llevado ahora estaríamos todavía perdidos por las islas. Una vez en la habitación saco mi móvil me doy cuenta de que la aplicación Rideology sigue abierta, en ella han quedado grabados los parámetros con los que iba configurada mi Versys además de unos cuantos datos más acerca del recorrido realizado, velocidad y ángulo de inclinación. Apago el móvil y un pensamiento cruza por mi mente… quizás no debiera haber montado el TomTom en mi Versys.
