Kawasaki acaba de lanzar su nueva Kawasaki W800. Una letra, la W, con más de 50 años de historia a sus espaldas y que la marca lleva homenajeando desde hace ya dos décadas.
Todo comenzó en 1966: En el momento de su lanzamiento, el motor en paralelo Twin 650 cc W1 refrigerado por aire con 47CV fue el más grande producido para una motocicleta en Japón. En definitiva, era la moto más potente y rápida del mercado japonés. Además, su merecida reputación de moto de alta durabilidad y buen rendimiento la hizo muy popular, tanto en Japón como en los mercados donde se exportó, como los EE.UU., en donde Kawasaki ya estaba dispuesta a establecerse. La W1 continuó su fabricación durante un período considerable y se llegó a producir durante mucho tiempo, llegándose incluso a convertir en moto de policía.
Pocos años después llegaba la W2 650SS, más potente todavía. Y la W3, con mucha más seguridad que sus antecesoras, ya que comenzó a equipar frenos de disco. La exitosa serie W continuó fabricándose hasta mediados de los años 70. Los nuevos modelos que fueron asomando, más modernos y deportivos, como la moda demandaba, fueron relegando a las W hasta su desaparición del mercado.
A mediados de los años 90, Kawasaki decidió rescatar el estilo y la estética de sus exitosas W. Así, a finales de la década, llegaba la renovadísima W650 al mercado de EEUU, con 676cc y 50 CV. A mediados de la primera década del siglo XXI llegaba a Europa, en donde su éxito fue más que notorio. Pero fue en 2011 cuando Kawasaki decidía aumentar ligeramente su cilindrada hasta llegar a los 800cc. Así nacía la W800, inspirada directamente en las clásicas de los 60 y 70 pero con la tecnología puntera del nuevo siglo. Los últimos modelos comercializados en Europa, la W800 Classic y la W800 Cafe, son muestra de dos estilos estéticamente diferentes pero con una esencia inalterable. Misma esencia que la nueva W800 2020, que mantiene el espíritu (más si cabe) del icono original, pero con la modernidad de la ingeniería de KHI.