Volvemos a realizar la aventura a Marruecos, este año cumplimos el proyecto Merzouga con “Las Gemelas” Kawasaki Versys 1000 por Marruecos, acompañado de mi pareja Alma, mis amigos Jesús y Stella, Chani y Mamen, Pepe y Mayi. Si el año pasado ya superaron las expectativas con creces, teniendo en cuenta que las carreteras de allí están más bien regular a excepción de la autovía, este año hemos visitado la zona del desierto de Merzouga, donde incluso cogimos un buen tramo de camino sin asfaltar, os puedo decir con orgullo que mi Kawasaki supera las expectativas en cada viaje que hago.
Tengo que agradecer a Kawasaki Granada, unos grandes amigos que están ahí para todo, se involucran en los proyectos, ayudan y asesoran en todo lo que pueden, ¡Gracias!
Os vuelvo a dejar las recomendaciones generales:
- Hacer el pasaporte lo primero y si lo tenéis que no caduque en 6 meses o menos.
- Los billetes y alojamientos pillarlos con tiempo, ahorrareis bastante dinero y tendréis variedad
- Tener un seguro de viaje por lo que pueda pasar (nosotros hemos vuelto a repetir con AXA, Gerardo que es el mediador, dice las cosas muy claras y te pone un precio de lujo.
- El tema del cambio lo podéis hacer directamente en las casetas de cambio a la salida del puerto, luego en los hoteles os bajan algo y en las casas de cambio está más o menos igual.
- Llevar una carpeta o similar con la documentación necesaria (Pasaporte, documentación de la moto, carta verde, modelo D16ter, reservas de barcos, hoteles…)
Nuestra aventura
El primer día al tener que acercarnos al desierto lo máximo posible, iniciamos la marcha a las cuatro de la mañana hasta Algeciras – Tánger Med, desde ahí hasta Er-rachidia fue un verdadero tirón más de 900 kilómetros parando prácticamente a repostar y comer. El primer tramo hasta la zona de Meknes, eran paisajes conocidos ya que los visitamos el año pasado, pero desde ahí en adelante, los cambios eran impresionantes incluso para nosotros que se supone que ya teníamos una idea. Después de diecisiete horas de viaje llegamos a Er-rachidia exhaustos, donde nos alojamos en una casa típica de adobe, una experiencia totalmente recomendable, ya que el trato que nos dieron los dueños, fue lo más parecido a sentirse en familia. Nos prepararon la cena y el desayuno en un rincón a la leña, todo casero desde el pan hasta el postre. Las habitaciones muy confortables y limpias. Después del desayuno nos despedimos y continuamos hacía Merzouga, desde mi punto de vista, podría decir que lo que más me ha chocado respecto al paisajes ha sido en este tramo ya que empezar a pasear por poblaciones prácticamente hechas en barro, ha continuación vas por una extensa llanura donde puedes ver una triste palmera en medio de la nada y sin esperarlo te encuentras en el valle del Ziz, un oasis increíble escondido en una garganta en medio de ningún sitio. Después de la parada obligatoria continuamos por una llanura que parecía interminable donde se observaban al final una masa amarillenta ¡teníamos Merzouga enfrente!
Merzouga está muy preparada para el turista, tiene casi de todo, talleres, repuestos, neumáticos… Pero tiene un impacto hipnótico, merece la pena hasta la última hora que tengas que dedicar para llegar allí. Realizamos excursiones a camello, dormimos en una jaima en el desierto y disfrutamos de su gastronomía, pasar una noche mágica y contemplar el amanecer sobre las dunas… (No me voy a extender mucho ya que por mucho que lo explique, tiene que estar allí para sentirlo). En un principio tenía pensado haber metido mi Kawasaki en las dunas pero soy consciente que no está preparada para estos menesteres y luego me tenía que llevar a casa…
Al día siguiente tomamos camino dirección a Fez, allí tenemos hotel reservado, donde camino de este nos llevamos dos gratas sorpresas, la primera fue al cruzar por la zona de Azrou (hay que decir que pasamos un frío de narices, teniendo en cuenta que veníamos con una temperatura media de 29 grados y al pasar por ahí, bajamos hasta 8 grados), donde los monos están a pie de carretera. Realizamos una parada y allí puedes comprar cacahuetes para hacerte las fotos correspondientes. La segunda sorpresa fue al pasar por Ifrane, el sitio es espectacular, su arquitectura es idéntica a la de Suiza, parece que de un momento a otro, va a aparecer un rubio con los ojos azules. Está todo muy cuidado y los precios se equiparan a los nuestros, para que os hagáis una idea, un té allí costaba al cambio 1,20€ y en el resto de sitios unos 40 céntimos.
El día siguiente realizamos una visita por Fez, visita por el palacio real, la vieja medina, la curtideria, la mezquita y disfrutamos de sus carnes (comimos en el altillo de una carnicería, fue fabuloso) y dulces de puestos con abejas por doquier. Al finalizar la visita, nos dirigimos hacia Tánger, donde pasaríamos la noche para al día siguiente coger el barco de vuelta a casa.
Como resumen general, este segundo acercamiento a Marruecos ha superado al primero con creces, sobretodo en el aspecto humano, aunque los paisajes te dejaban boquiabierto continuamente. No me enrollo más, espero que os haya gustado el “ladrillazo” y si queréis hacer la ruta, espero que os sirva de referencia (si necesitáis referencias, no dudéis en pedirlas), han sido unos días fantásticos, más de 2200km en total, más de 38 horas de moto, unos parajes increíbles, buena comida, buenas gentes y mejor compañía.
¡¡¡ Hasta la próxima!!!
Por Antonio Martín Garzón